martes, 31 de agosto de 2010

Camino de Santiago 2010

 Cuando se me ocurrió la idea de hacer el camino, no sabía sí realmente sería capaz de llevarla a cabo. Más de 250 km a pie, solo, etc. En principio me dije que con cinco días a 50km por etapa y ya esta.
Ní que estuviera enrolado en la legiones romanas de Scipion el Africano.
Decidí hacer un periodo de preparación para ver sí era capaz y ver en cuantos días y cuantos km por día.
A la hora de hacer la mochila todo me parecía poco, hasta tal punto que descambie una mochila por otra más grande puesto que no me entraba todo lo que pretendía llevar. 
Realice un primer entrenamiento de diez km en dos horas y quede satisfecho. Al día siguiente hice otro más real de treinta km a razón de 5km//h, descansando 10' cada hora, por lo tanto siete horas en total. Lo conseguí, sí.... pero..... a que precio.....Rozaduras y ampollas por doquier. Treinta km con 15kg de peso en la mochila y en pleno mes de agosto, pasan factura. Pero vamos que yo vi que era capaz de hacer el camino, pero desde luego no cincuenta km al día.
Realizado el estudio pertinente y la planificación, me dije que podría llevarlo a cabo en nueve dias según las etapas propuestas del camino Sanabres. Algunos entrenamientos más para amoldar las botas y unas cuantas cajas de compeed tiritas.


Por lo tanto después de diez días de entrenamiento y con muchísimas dudas, partía para La Puebla de Sanabria en la provincia de Zamora para iniciar el camino. Imaginaba que estaría solo durante mucho tiempo y tampoco sabía después de todos estos días de entrenamiento, sí sería capaz de llegar a Santiago de Compostela.  Todo eran dudas y prejuicios. Demasiadas cosas en la mochila, etc, etc.
Pero nada más llegar al Albergue de Puebla de Sanabria, conocí a una gente estupenda y pude sentir la camaradería, el compañerismo, etc y valores que en la vida cotidiana no se suelen dar muy a menudo.
Así que a las siete de la mañana del día 13 de agosto, ya estaba caminando hacia Santiago con una familia (Pepe, Dori y Nerea) que llevaban ya cuatro etapas y la cual me infundio mucha moral y me dio confianza.
A lo largo de los días te vas dando cuenta de que no necesitamos de tantas cosas, de que si queremos algo realmente y nos esforzamos lo podemos conseguir, de que comemos más de lo que realmente necesitamos, y de que estamos todo el día quejándonos, y no nos damos cuenta de las comodidades que tenemos, y de lo bien que vivimos.
Independientemente de la motivación religiosa que el camino pueda tener, yo recomendaría a todo el mundo que lo hiciera. Sí: es duro, te duelen los pies, te duele todo el cuerpo, no duermes bien, te pican los mosquitos, pero merece la pena haber vivido esta experiencia, porque cuando ves al resto de la gente que hacen el camino en las mismas condiciones que tu, y no se quejan, y llevan más km que uno, que siguen aún estando lesionados, te das cuenta de muchas cosas.
Así que mis queridos amigos espero que os animéis y el verano que viene podáis vivir las mismas experiencias que yo he vivido este año.

FUERZA Y HONOR





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