Juan Llamas (el alemán), Víctor Garrido (el sueco), Arturo Peralbo, Alex (Axitano) y yo mismo. Sin prisa pero sin pausa nos íbamos adentrando en el parque Nacional de Sierra Nevada y cuando llevábamos unos 4km, al torcer en una curva del camino vimos de lejos una gran poza con salto de agua incluido en el río Dilar, y a su vez unos senderista que estaban llegando por el lado del río por donde nosotros marchábamos. Sin dudarlo y aunque no estaba dentro de lo planificado nos adentramos en el bosque de pinos siguiendo la senda para llegar a la poza, Nos costo más de lo que nos imaginábamos, pues la vegetación era muy espesa y llena de zarzas, pero al final encontramos la poza y nos dimos un buen chapuzon en sus aguas heladas.A partir de ahí tocaba de nuevo subir hasta el refugio de Rosales (cerrado), lugar establecido para la comida, y donde la pendiente de las rampas hicieron estragos. Una vez repuestas las fuerzas tras la comida y a eso de las 17:30 reemprendimos la marcha hasta llegar al collado de chaquetas a 2,5km y desde ahí más subida hasta la cara sur del cerro del Trevenque (2083mt), pero fue la bajada la que a mí particularmente me hizo más daño, ya que el tobillo Izqdo, llevaba dándome la lata desde el minuto uno.
En la casa forestal de la Cortijuela repostamos agua y desde ahí hasta el collado por una senda muy bonita dentro de un bosque de pinos. El collado no estaba como para establecer el vivac y continuamos en dirección a pradollano y un kilometro más adelante, en un espolón establecimos el vivac. Rodaban las 21:00horas y solo nos quedaban 23 minutos de luz. Preparamos nuestro alojamiento; Arturo y Alex llevaban tienda y el resto por techo tuvimos las estrellas. Unos 14º y viento muy flojito y cielo totalmente despejado fueron las condiciones climatologicas que nos encontramos.
Nos preparamos la cena y a roncar los de la tienda, puesto que nada más meterse dentro ya estaban con el dúo de ronquidos. El sueco a mí izquierda y alemán a mí derecha y bien juntitos para no pasar frío, y sin movernos mucho pues si el sueco se daba dos vueltas por el precipicio se iba, aunque bueno primero se tendría que pinchar con las ramas que tenía a su lado.
Harto de contar estrellas me quede dormido sobre las cinco de la madrugada y Juan poco más o menos. Previamente habíamos comentado que lo más seguro, al día siguiente llegaríamos a pradollano y abortaríamos la misión debido al cansancio y a mí tobillo. A la mañana siguiente sobre las 8:30 nos despertamos, desayunamos, recogimos y a las diez estábamos de nuevo en marcha y como parecía que nos habíamos repuesto bastante bien de la jornada del día anterior decidimos en vez de abandonar, cambiar la ruta por otra alternativa la cual en principio sería más facil. El objetivo pues, era llegar a Monachil por el barranco del río del mismo nombre. Y así lo hicimos. 21km al final con un tramo de la muerte entre la central eléctrica de Diechar y la central eléctrica de la Vega, donde el espíritu de sacrificio y la capacidad de sufrimiento salieron a relucir, y ahí es donde de verdad se ve a los verdaderos hombres que llevaba con migo.Hasta la central de Diechar fue bien la cosa e incluso nos permitimos el lujo de bañarnos en una gran poza del río con tres caídas de agua extracongelada. Pero a partir de ahí, las pasamos pu......... hasta llegar a la central de la vega.
Desde aquí la zona conocida como los cahorros, gran puente colgante y debajo de este, una gran cascada donde también nos refrescamos de nuevo para llegar al punto final del recorrido a las seis de la tarde, cansados pero contentos por haber sido capaces de realizar esta actividad y poder disfrutar de esos paisajes maravillos.
El objetivo de esta actividad era entrenarse para otras venideras y comprobar nuestras posibilidades de cara a realizar otra marcha para llegar al pico más alto de la península. El Mulhacen (3.478mt).
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